Cuando la tarde finalmente muere, el cielo empieza
poco a poco a llenarse de estrellas brillantes, y vemos como las muchas luces
de tantos edificios se reflejan a lo largo de un gran lago de azufre. La chica
de la calle 62 conoce muy bien estos edificios, pues ha vivido allí desde que
su olvidada madre la tuvo hacía 20 años. Fue en Pandora City que esa pequeña
jugaba en el parque con algunos de los otros niños de la guardería, pasaban los
años, y ella se aferraba a las famosas calles. Las luces de los teatros
iluminan los cielos oscuros como si de día fuese, aquella niña ve esa mega
polis como su verdadero hogar, no encuentra otro lugar en ese mundo de rarezas
que la haga sentir más a gusto. En aquél gran puente fue donde esa pequeña
conoció a su padre, mientras la paseaba de la mano alrededor de tan grandes y
misteriosas construcciones, y no había alguien que conociera aquella ciudad de
nombre prohibido en las noches, más que ella.
Esa niña de lacio cabello nunca dejó de anhelar que
existiera un edificio cerca a su casa, con la forma de un carrusel, fue su
mayor sueño, pero los grandes de las construcciones desmoronaron su sueño haciendo
un gran parque de diversiones, de muchos colores, muchas escaleras, juegos,
dulces, sonrisas y fantasía.
Cuando fue creciendo, quiso llegar a saber qué
había más allá del puente donde conoció a su padre, quiso abalanzarse después
de ese gran vacío y conocer qué existía, pero jamás logró salir de allí, porque
siempre hubo circunstancias que le impidieron acabar con la duda que tanto la
carcomía a diario. Se puede decir que su historia de amor comenzó en un gran
coliseo de roca sólida, el Magno Coliseo de Pandora City, con siete columnas
gigantescas que sostenían su enorme estructura en forma de cono, pues ella no
creía que el amor a primera vista la fuera a derrumbar; se trataba de un chico
alto, de cabello rubio y muy gallardo, que sin decir una sola palabra entró
directamente por los ojos al corazón de esta enamorada niña. Ella solo pidió
compañía para invitar a comer un heladito a ese chico, y él sin más rodeos la
acompañó a ese arquetipo.
Con algo de tiempo, y algunos meses, ellos
conocieron su vida poco a poco, el chico vivía cruzando la avenida frontal al
gran parque de diversiones, lugar que nunca estuvo tan lejos para su enamorada,
aunque estuviera a kilómetros de su hogar. Las luces de los centros comerciales
alumbraron como nunca lo habían hecho, el día que ellos cumplieron un año uno
junto al otro, y por encima de la distancia que tanto los apartaba, nunca
sintieron que sus corazones se apartaran el uno del otro jamás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario