Las mariposas pasan
por cuatro estados diferentes a lo largo de su corta vida: huevo, larva u
oruga, la pupa, ninfa o crisálida y finalmente adulto o Imago. La fase de oruga
pasa por varias mudas durante las cuales aumenta de tamaño sucesivamente, por
lo que necesita comer con frecuencia, una y otra vez, algunas con un apetito
insaciable. Suelen tener costumbres nocturnas, y algunas especies de estas
pequeñas se pasean en solitario, con sus vistosos y diversos colores
frecuentemente consiguen camuflarse de sus depredadores, o avisan del peligro
por el veneno que contienen, otras son gregarias y construyen nidos donde viven
varios individuos, como es el caso de la procesionaria del pino.
Para liberarse de sus capullos, sufren un proceso muy largo y con alto costo energético y muy expuesto a los diferentes depredadores y todo para vivir unas pocas horas o con algo de suerte unos pocos meses.
Tan solo son unos insectos “voladores”, que hacen que su belleza
y diversidad de colores sean exóticas y en un lugar o campo abierto donde
habitan, son admiradas por mucha gente, tal vez por su signo griego que les dan
a ellas “símbolo del alma humana en su
deseo de transformación, belleza, alegría y armonía” por eso, sus características naturales las
hace hermosas y libres, que a su vez las convierte en insectos amistosos, igualmente
su forma, las irisaciones, los reflejos metálicos, su contextura y suavidad
arteciopelada y junto con su tamaño hace resaltar su elegancia y aceptadas por
diferentes animales de su misma especie o la misma especie humana.
Su
extraordinario y característico movimiento inquieto que le da a su vuelo es
brillante e incomparable, las mariposas por su creatividad de transformación y diversidad
de colores son creadas para darle un brillo de naturaleza y belleza a las
praderas, bosques y jardines que ellas a millas recorren sin cansarse con alas tan coloridas, como pintadas a mano
por un artista.
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